«En el Priorat –como explican en Rafael López-Monné y Toni Orensanz en la guía ‘A pie por el Priorat del vino y el aceite’ (Arola Editors)– los caminos tienen gusto de vino y de aceite. Los empedrados, pulidos a base de herraduras y de alpargatas, todavía guardan el sonido de las mulas, los tacos de los arrieros, los salmos de los cartujos, las canciones de las mozas… Este es un territorio rico en caminos y en historias.»
Adentrarse en los caminos del Priorat es penetrar dentro de estas historias. Es seguir las huellas de los antiguos pobladores de la comarca, a las orillas del gran Siurana, hace unos tres mil años. Es perderse por senderos espirituales como los que te llevan a la ermita de la Consolación, un extraordinario mirador de los territorios que configuran la DOQ Priorat. Caminos de vino que te muestran los contrastes geológicos entre pizarras, areniscas y calizas, y que laten con fuerza. En la Vilella Alta, en Falset y en Gratallops. Y también en Porrera, Torroja y Poboleda.
Si quieres recorrer el Priorat a pie y descubrir esta tierra sin prisas, la web www.turismepriorat.org te propone hasta ocho rutas diferentes de caminos del vino. Para perderse en ellos, disfrutarlos y saborearlos.